26 agosto 2013

Algunos seres mitológicos de Asturias en el concejo de Colunga

El Trasgu


El Trasgu es un duende domestico, vivo e inquieto, que se introduce en las viviendas y hace las tareas domesticas dejando, unas veces todo arreglado y cada cosa en su sitio, y  otras, cuando esta de mal humor desordenando y rompiendo cacharros, creando confusión.
Si actúa de noche suele alterar el sueño de los habitantes de la casa y molesta al ganado en las cuadras. Es muy pequeño y simpático, viste de rojo, lleva en la cabeza un gorro, también rojo, tiene rabo y cuernos, a veces esta cojo y tiene en su mano izquierda un agujero.
El lugar preferido del Trasgu es el llar de la cocina y disfruta bajando y subiendo por las calamiyeres (cadenas que cuelgan del techo sobre el llar).
A veces el Trasgu es tan travieso que consigue que los habitantes de la casa, hartos de sus diabluras, decidan trasladarse a vivir a otro lugar, pero es frecuente que este pequeño ser mitológico, se mude también con ellos y lo haga diciendo: Yo también ando de casa mudada.
La fórmula para librarse de su presencia molesta es ponerle en un lugar de la casa un copin de llinaza para que lo coja, cosa que no podrá hacer por tener agujereada la mano, mandarle traer agua del mar en una cesta o convertir en blanco un pellejo de carnero negro, tareas imposibles de realizar, ante lo cual acabara marchándose.

La Guaxa


La Guaxa es una vieja seca, arrugada, con ojos en cuyo fondo brilla la malicia. Donde hay un niño bien alimentado, un mozo sano, una muchacha hermosa y fuerte, entra la Guaxa por la noche y con el único diente que tiene les abre una arteria durante el sueño, y chupa su sangre con delicia.
Se ha llegado a comparar la Guaxa con los vampiros, aunque la Guaxa es más cruel porque no se contenta con debilitar a sus víctimas, sino que las mata. La Guaxa no los deja hasta que acaba con ellos,  a menos que no la ahuyente a tiempo un amuleto, un exorcismo o un milagro.
Cuando alguien desaparecía sin dejar rastro, se decía “Comiolu la Guaxa".


El Nuveru

Gobierna las nubes a su antojo  provocando el granizo, el rayo y la tempestad. Mirando al cielo en días de tormenta, podemos ver cabalgando sobre las nubes, un ser de rostro feo y oscuro, a veces de gran tamaño, otras veces diminuto, con una tupida barba blanca, vestido con pieles y andrajos y con un sombrero de grandes alas que le cubre la cabeza. Es el Nuberu y, si observamos atentamente, podemos llegar a verlo sentado en el Picu Pienzu y otras cumbres del Sueve. Su presencia suele acarrear males y perjudicar las cosechas de los campesinos.
Para enfrentarse a la presencia del Nuberu se recurre en ocasiones al sacerdote, que lo conjura mediante oraciones y trazando cruces en el aire con un Hisopo. Otras veces el conjuro se realiza colocando en un espacio abierto frente a la casa determinados objetos dispuestos en forma de cruz, encendiendo una vela, poniendo el carro o el pote al revés,  un hacha o cuchillo con el filo hacia arriba, mojando ramas de laurel en agua bendita y haciendo aspersiones contra la nube, quemando laurel, o tocando las campanas.

El Diañu Burlón

El Diañu Burlón es un demonio bromista que se dedica a engañar a los campesinos. A veces, sus acciones tienen un aire siniestro e intrigante. En ocasiones, aparece como una nube en forma de cabrito que pasa berrando, otras se confunde con el Trasgu.
En cualquier caso, la fórmula para espantar a este singular personaje es decir:                -¡ Arreniego’l diablu,  con lo que sale huyendo.
Una leyenda recogida en la zona cuenta, que un paisano de  Sales  en Colunga, a la hora de marcharse a su casa, noto que le faltaba una novilla. Fue a buscarla al monte y empezó a llamarla:  -¡Toma morena!..., al momento escucho al Diañu repitiendo sus palabras  -¡Toma morena!...,  Tres horas duró la persecución de la morena, y cuando al fin la recuperó, bastante cabreado se la echo al hombro, pero cuando ya estaba muy cerca del corral, el animal se le escapo. Se oyó entonces una carcajada burlona y la voz del Diañu que decía:  -¡Je, Je, Je, que te mexuque!,  -¡Ji, Ji, Ji, que mexe per ti!,  y cuando se palpo la ropa, estaba en efecto tan mojada como si se hubiera caído al rio.
También el Diañu Burlón hace de las suyas en los puertos de mar. Coge unas redes, se pone a caminar sobre las aguas y en cuanto ve una barca, se planta delante de ella, extiende las redes y se hace con toda la pesca, en cambio los pescadores no consiguen atrapar ni un solo pez, y adivinando la presencia del Diañu que se lleva todas las capturas, se dedican a insultarlo.

Las Xanas

Las Xanas son pequeñas diosas que viven siempre cerca de las aguas; en fuentes, ríos, pozos, lagos o cuevas cercanas a los cursos de agua. Son jóvenes, bellas y muy hacendosas, por ello es frecuente verlas lavando y tendiendo la ropa, hilando para obtener maravillosos hilos de oro, peinándose sus rubios cabellos con un peine también de oro, danzando y cantando.
Les Xanes poseen riqueza y tesoros que suelen ser siempre una recompensa con la que premiar a quien logre liberarlas del encantamiento que padecen. Durante el solsticio de verano, es cuando mejor se puede aprovechar su magia. Cuentan que en la fuente  Cambroña, próxima a la playa de La Isla, viven doce doncellas moras (se llama así a las xanas) presas de un conjuro. Cada año en la noche de San Juan, salen de su cueva buscando quien las libere del hechizo que las mantiene prisioneras.
A veces la xana posee ganado que estará dispuesta a regalar a algún campesino o campesina siempre que estos cumplan ciertas condiciones impuestas por ella. Es habitual verlas con una vaca y su xatin (ternero), con un caballo, o con gallinas y sus pitinos (polluelos).
Otras veces la xana aparece como ladrona de leche materna. Así ocurrió a una vecina del concejo de Colunga que, para ir a trabajar al campo, dejaba a su hijo acostado en el trubiecu (cuna que generalmente puede mecerse). Un día, cuando regreso del campo, encontró en el sitio de su hijo un niño muy pelosu. Y la mujer dijo así: Alguna xana llevo el nenu mío y dejo el suyu porque ella non trae llechi y quier que yo-y de de mamar, pero aunque llore de fame tres meses siguios la teta mía non la chupa        ¡Non maldios!.
Al poco tiempo, el niño empezó a llorar fuertemente. Y cuando la xana lo oyó dijo a la mujer:  Amamanta y ania a ese nenu, bien se conoz que tuyu non-e.  Y viendo que la mujer no le hacía caso, acercose a ella diciendo: Toma tu mocosin y dame el mío pelosin.

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