Ya falta poco para que los que fuimos a clase a las antiguas Escuelas Publicas de Pernús nos reunamos para celebrar nuestro segundo encuentro anual, que tendrá lugar el próximo día 1 de septiembre, con este motivo voy a recordar unas anécdotas o aventuras, vividas en tiempos de D. Gregorio que fue mi primer maestro.
D. Gregorio era muy amigo de aquello de que, ----"la letra con sangre entra"---- y él lo ponía en practica continuamente, yo en aquella época era pequeño y aunque tengo que decir que a mi nunca me pego, yo le tenia muchísimo miedo por las voces que daba continuamente y las palizas a mis compañeros mayores incluido a su propio hijo.
Tengo que decir que algunos de mis compañeros mayores eran bastante cafres y no se lo ponían nada fácil, continuamente le estaban provocando y le hacían muchas "putadas", incluso sabiendo que mas tarde iban a llevar unos palos, yo creo que pensaban que como lo de llevar palos era una cosa habitual y la mayoría de las veces sin ningún motivo, al menos que alguna vez si lo hubiese.
Recuerdo que en una ocasión fueron a pescar pescardos al rió que viene desde Beldréu y pescaron una anguila, como no sabían muy bien que hacer con ella, no se les ocurrió mejor cosa que coger una pecera vacía que el maestro tenia encima de su mesa, llenarla de agua y meter en ella la anguila, ni que decir tiene que cuando el maestro la vio monto en cólera y ya empezó el follón, empezó a gritar y preguntar, ----¿quien ha sido? ----, ----¿quien ha hecho esto? ----, como nadie se inculpo empezó a repartir palos a todos y les obligo a devolver la anguila al rió, los mas pequeños asistíamos a esto atemorizados, yo al menos.

Era bastante frecuente que hubiera una pelotera a la hora de entrar a clase después de comer, el maestro abría la puerta de la escuela y gritaba ----"adentro"----, los mas pequeños entrabamos como corderinos pero algunos de los mayores le contestaban desde el pórtico de la iglesia ----"la burra de mento come cemento"---- y por supuesto no entraban, D. Gregorio se encabritaba y gritaba de nuevo ----"he dicho que adentro"---- y otra vez le contestaban, ----"la burra de mento come cemento",---- entonces, cogía el palo y salia a buscarlos pero ellos escapaban por detrás de la iglesia, corrían mas que él y no podía meterlos para la escuela, a veces tenia que bajar su mujer, que se llamaba Elisa y entre los dos conseguían que entraran y después ya se sabe paliza al canto.
El próximo día 1 de septiembre nos reuniremos y recordaremos estas y otras anécdotas de aquellos tiempos cuando íbamos a la escuela, que aunque en muchos aspectos y vistos desde hoy, eran bastante penosos, también tenían cosas buenas, cosas que estoy seguro que nos prestara mucho recordar.