Jesús Ángel Prieto Domínguez es una persona que tiene muchos lazos con el pueblo de Villaescusa, el es de Galicia, concretamente del pueblo de Xacebans en la provincia de Orense, hace ya unos cuantos años llego a Villaescusa, donde encontró su media naranja, actualmente vive en Colunga.
Entre las muchas aficiones de Jesús esta la escritura, le gusta escribir y en su perfil de Facebook publica con regularidad artículos e historias muy interesantes, contando de antemano con su permiso, voy a publicar en este blog algunos de sus artículos.
El siguiente es un relato cuyos protagonistas son los libros de papel y los electrónicos y que trata de como se sentirán los primeros ante la llegada de los segundos.
LIBROS DE PAPEL Y ELECTRONICOS
Aveces sorprendo a mis libros (de papel) inquietos frente al ordenador.
Cuando me acerco a ellos descubro ásperas sus páginas, un poco erizado su lomo y su portada más lívida de lo normal. Al descubrirme disimulan, pero cuando rastreo el historial de mi ordenador, compruebo que han estado escudriñando mi biblioteca virtual.
Debe ser extraño para ellos, tan tridimensionales, toparse con sus gemelos digitales, tan fríos, tan sin tinta en las venas. Para mis arrugados y un tanto arrinconados volúmenes de papel, encontrarse cara a cara, portada a portada, con sus réplicas exactas, debe ser como mirarse al espejo y contemplar unos clones de palabra robótica y sentimiento escaneado.
Deben sentirse víctimas de una extraña conspiración que amenaza su existencia, algo parecido a una invasión de los ladrones de letras, y como en la película clásica de Hollywood, tal vez tengan pesadillas acerca de una misteriosa plaga llegada de no se sabe dónde, que empieza a mostrarse a través de ciertos fenómenos inquietantes en las viviendas vecinas, hasta que una mañana, en su propio hogar, comprueban que alguien está sustituyendo a sus propios congéneres por réplicas exactas, milimétricamente copiadas, pero que carecen de ese algo intangible que nos hace ser especiales y únicos.
Supongo que el clímax de la pesadilla de mis pobres y atribulados libros de papel, es despertarse un día, y comprobar que no están, como siempre, alineados en las deslavazadas estanterías de mi biblioteca, sino confinados en no sé qué cubículo digital, de vaya usted a saber qué nube virtual, localizada en un rincón remoto del infinito limbo de las nuevas tecnologías y que, víctimas de una transfusión de tinta electrónica, su horizonte binario es acompañar al resto de volúmenes que atesoran el compendio del saber humano en tales celdas, estrechas y asépticas.
Pobres. No saben, mis atemorizados libros, que los impostores que moran en los misteriosos discos duros, al carecer de entidad física, jamás podrán lograr el tacto y cierto carácter sensitivo que también forma parte del placer de la lectura.
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Autor: Jesús Ángel Prieto Domínguez
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